Columna de opinión de la presidenta de la CUT Santander - Nohora Stella Villamizar Rivera
4 de septiembre de 2023
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En un momento en que la comunicación fluye como nunca antes en la historia de la humanidad, es crucial preguntarnos sobre el poder y la responsabilidad de los medios de comunicación en la construcción de nuestra sociedad. La libertad de prensa es un pilar fundamental de cualquier democracia, pero ¿hasta dónde llega esta libertad? ¿Pueden los medios de comunicación ser violentos en sus mensajes? Esta es una pregunta que merece nuestra atención.
Recientemente, hemos sido testigos de cómo algunos sectores de la extrema derecha han utilizado un lenguaje violento y xenófobo para referirse a los pueblos indígenas en Colombia. Llamar "borregos" y "violadores" a los indígenas, con noticias falsificadas, es un ejemplo de odio racial y una manifestación de un colonialismo que creíamos superado. Esta retórica no solo es ofensiva, sino que también puede tener consecuencias reales en la vida de las personas y comunidades.
La historia nos enseña que los medios de comunicación han sido utilizados en el pasado para difundir mensajes de odio y violencia. Recordemos cómo los nazis utilizaron la propaganda para demonizar a los judíos en Europa, lo que condujo a uno de los períodos más oscuros de la historia. En Colombia, después del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, los medios conservadores invitaron a "acabar con los liberales a sangre y fuego", lo que desencadenó actos de violencia.
En Chile, durante la dictadura de Pinochet, el diario Mercurio tituló "Fumigados como ratas" y "Exterminados como plaga" para referirse a líderes sociales, campesinos y sindicales que fueron asesinados y torturados. Estos ejemplos dolorosos nos recuerdan el poder destructivo de los medios cuando se utilizan de manera irresponsable.
Hoy en día, nuestra Constitución prohíbe la violencia xenofóbica en los medios de comunicación, al igual que prohíbe la censura de los mismos. La democracia informativa exige respetar nuestra diversidad cultural y el derecho a la libre expresión, que incluye la movilización pacífica del pueblo.
Desde la dirigencia sindical consideramos justo y necesario que los medios tradicionales, públicos y alternativos sean apoyados por el Estado, siempre y cuando no se ejerza la censura. Esto no significa que un gobierno no pueda debatir las ideas e informaciones que considere falsas.
Es necesario aclarar que el gobierno del cambio, el cual acompañamos como movimiento sindical, no tiene el poder de censurar. Al contrario, fue el gobierno pasado, amigo de los dueños de los medios de comunicación privados quien cortó el internet en Cali para silenciar una masacre de jóvenes negros pobres. La censura del internet fue un ataque directo a la libertad de expresión, y ahí sí no dijeron nada.
Es fundamental avanzar en una práctica constante de respeto por los demás, sin la cual no puede haber paz ni reconciliación. También debemos plantear preguntas difíciles sobre la función pública de los medios de comunicación, como si estos pueden calumniar al presidente y éste no puede responder, si los medios tienen derecho a ejercer la xenofobia contra minorías étnicas y cómo se garantiza el pluralismo informativo que ordena nuestra Constitución.
El debate sobre el papel de los medios en nuestra sociedad es esencial para el fortalecimiento de nuestra democracia y el respeto de los derechos humanos. Solo a través de la reflexión y la acción podemos construir una sociedad más justa y equitativa en la que todos tengan voz y se respete la diversidad de opiniones.
*Foto: RCN Radio
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