El 19 de junio ganaron las víctimas, la paz, las mujeres, los jóvenes, los pueblos olvidados de Colombia y la naturaleza. Los Derechos Humanos empezarán a brillar para todas y todos, con justicia y verdad, para lo cual se hace necesario trabajar con mucha dedicación y participar directamente en los espacios de construcción de las reformas que necesita Colombia. ¡Bienvenida esta era de cambio!
Columna de opinión del Departamento de Derechos Humanos de la CUT Santander
20 de junio de 2022
Lo ocurrido en las elecciones presidenciales del pasado 19 de junio en Colombia sienta un precedente histórico de reivindicación de las grandes mayorías excluidas del poder por generaciones y generaciones desde el momento mismo de fundación de la República. Es de destacar que el programa de gobierno y la trayectoria de lucha por los derechos de la gente, que caracterizaron a Gustavo Petro y Francia Márquez, hace que este resultado signifique una victoria para franja amarilla que parecía condenada eternamente al silencio y la obediencia.
Con Francia Márquez ganaron las mujeres de Colombia que ven en ella a una mujer común y corriente, madre cabeza de familia, lideresa social, trabajadora de la tierra, empleada doméstica y luchadora incansable. Triunfaron los derechos de las mujeres que durante 200 años parecían prisioneras dentro de los límites del hogar y el trabajo doméstico; las mujeres sí están listas para hablar de los asuntos públicos y liderar las políticas públicas.
Con Francia Márquez gana el lenguaje incluyente promulgado en todos sus discursos y acciones, donde prevalece la inclusión y se deja atrás el estigma que sufren las mujeres por enarbolar las luchas de género y feministas; pero también es un homenaje a las miles de mujeres violentadas y todas las víctimas de los feminicidios, pues la sociedad ahora puede la cara oculta de las mujeres poderosas e independientes.
También gana la solución dialogada al conflicto armado, lo que representan un cambio, pues hay que recordar que desde el año 2002 habían instalado en Colombia un consenso a la fuerza el cual rezaba que a la única vía posible para la paz era el guerrerismo. Los dos candidatos presidenciales de la segunda vuelta proclamaron su voluntad de por fin empezar a cumplir los acuerdos de paz suscritos por las FARC-EP y el Estado colombiano, así como dar apertura a un proceso de diálogo con el ELN.
También gana el diálogo cuando los dos candidatos en la segunda vuelta aceptaron que lo mejor era restablecer las relaciones diplomáticas y comerciales con Venezuela, contrario a lo que los sectores más violentos de nuestra sociedad han hecho con este vecino durante los últimos 10 años. Colombia empezará a dejar de ser la plataforma de agresión a sus vecinos, con mercenarios como en el caso de Haití o con paramilitares como en el caso de Venezuela, para dar paso al encuentro continental de cara a la necesidad de detener el cambio climático y construir equidad.
Pero la victoria más grande la tiene el pueblo trabajador y sus víctimas, representadas en gran medida por los cientos de liderazgos sociales asesinados desde la entrada en vigencia de los Acuerdos con las FARC-EP y los cientos de mujeres y hombres jóvenes presos, desparecidos y acribillados por las balas del poder. La figura de Dylan Cruz, presente en la posesión de Petro y Francia, dan cuenta de la llegada de una era de justicia donde brillen los derechos humanos para todas y todos, con verdad y garantías de no repetición.
Los retos del cambio son grandes y por eso requieren la participación directa de todas y todos en el gran Diálogo Nacional y los Diálogos Regionales anunciados por el gobierno electo. Por primera vez seremos escuchados y como trabajadores estaremos presentes para empezar las reformas que reversen 30 años de privatizaciones, tratados de libre comercio, destrucción de los derechos laborales y profundización de la desigualdad.
*Foto: La Jornada
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