LA INOPERANCIA DE LAS INSTITUCIONES AUMENTA LA INDIGNACIÓN



Columna de opinión Semanal del Departamento de Derechos Humanos de la CUT Santander

21 de junio de 2021


Cuando inició la pandemia, no quisieron hacer nada para evitar miles de muertes por Covid. Colombia fue uno de los últimos países en comprar algunas vacunas; además, no se usaron los recursos públicos para aumentar las capacidades en salud, pues al controario cayeron en manos de la corrupción.


Tampoco se implementó un reparto de las grandes fortunas para subsidiar el confinamiento de los trabajadores. No quisieron garantizar un ingreso básico para evitar el hambre y que millones de personas cayeran en miseria.


Cuando estallaron las protestas, en 2019, se negaron a un diálogo con las organizaciones sociales del país. Después, con el Paro Nacional, tardaron semanas en ir a los territorios donde estaban matando la gente. Mientras todas las noches morían jóvenes por disparos de civiles y agentes estatales, como Lucas Villa, el Defensor del Pueblo veraneaba en su finca. 


Así mismo, las autoridades de Policía no hicieron nada para evitar el accionar de grupos paramilitares en las ciudades. Al contrario, se coordinaron y apoyaron; les permitieron capturar y torturar manifestantes como el músico Álvaro Herrera.


La Fiscalía no investigó ni capturó a los responsables de los asesinatos, heridos, abusos sexuales, desapariciones. Al contrario, el Fiscal Barbosa, como buen empleado del uribismo, en tiempo record ordenó la extinción de dominio contra los vehículos de quienes participaban en el Paro, pero se hizo el de la vista gorda contra las Toyotas blancas desde donde accionaban armas de fuego contra manifestantes.


Mientras todo esto pasaba, las mayorías afectas al gobierno en el Congreso no hicieron control a las arbitrariedades del Ejecutivo, ni detuvieron la ejecución del Estado de Sitio aplicado de facto mediante el decreto 575 de 2021. Se negaron a ir a Cali; se dedicaron a agitar la violencia paramilitar en redes sociales, y a prestar ayuda a agentes estatales que ante las cámaras asesinaban a los jóvenes.


Y para rematar, en la última semana el país se entera de que preciso cuando las marchas bajan la intensidad en las calles, como ellos querían, las mayorías en el Congreso traicionan de nuevo al país:


- Niegan el proyecto de ley de matrícula cero, bajo la excusa de que no hay plata.

- Niegan la ratificación del acuerdo de Escazú con “jugaditas” para sabotear las decisiones.

- Niegan el proyecto de ley que quería prohibir el Fracking, sin razón alguna de peso.


La crisis no está en los bloqueos que le causan pérdidas a las grandes empresas. Colombia sufre un quiebre en sus instituciones; ya no son las instituciones que representan al pueblo. La gente de Colombia está desamparada, por eso se ha hecho una verdad lo de que “Sólo el pueblo salva al pueblo”. Mientras la gente pide los derechos consagrados en la Constitución, el Estado le da la espalda; no proveen justicia, no cuidan la seguridad, no aseguran los fundamentos del Estado Social de Derecho, no creen en los Derechos Humanos.


Imagen: ElComejen.com

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